En una ocasión, siendo mi papá Decano de la Facultad de Ingeniería en la UCA, Managua (si allá en los 70, antes de la Revolución), un alumno «se atrevió» a acusar a mi papá ante el Rector, de trato injusto y de haberlo aplazado en el examen por puro gusto.

El alumno y el Rector llegaron al despacho de mi papá, quien los recibió con su entonces acostumbrada bocanada de humo de cigarro.

R(ector): Doctor, aquí tenemos a este alumno, que dice usted se equivocó en aplazarlo.

MP (Mi papá): Reprobó el examen por idiota (sí, en ese entonces no habían tantos susceptibles como hoy en dia)

A(lumno): ¿Ya vé usted que es injusto? (aunque sí habían sus sensibles desde entonces). ¡Exijo se me permita demostrar que estoy en lo correcto!

R: Doctor, supongo usted no tendrá objeción alguna en que el alumno se pueda defender.

MP: Ahi esta el borrador y la pizarra.

El Rector se quedo de pie bajo el arco de la puerta del despacho, observando pacientemente como el alumno desarrollaba su ejercicio de calculo de ingenieria en la pizarra, ante la miraba impasiva de mi papa, detrás de la atmósfera de humo de tabaco.

A: (finalizando el ejercicio)… y es así como, sacando la primera derivada, nos damos cuenta que la respuesta es un máximo.

El Rector se contenía la risa al ver la cara de mi papa, que se ponía de todos los colores por el enojo de haberle hecho perder su valioso tiempo.

MP: ¿Ya se dio cuenta usted, señor Rector, que este tipo es un completo animal?

El alumno perplejo, no comprendía lo que ocurría. El había reproducido y resuelto el ejercicio con el procedimiento correcto, sin errores.

Sin sacar su cigarro de la boca mi papa le dijo con una sentencia firme, que le calo hasta lo mas profundo al pupilo: «¡Calcula la segunda derivada!»

El alumno así lo hizo, palideciendo al instante mientras exclamaba: «oh, es un mínimo…»

El Rector se despidió amablemente, mientras se llevaba al derrotado estudiante fuera del despacho de mi papá.
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Reproducir un procedimiento a la perfección no es garantía de éxito. No podemos dejar de un lado el análisis crítico en cada paso de nuestro trabajo. Si, es cansado, pero es el precio que debemos pagar si queremos realizar nuestro trabajo de la mejor manera y con la mayor objetividad posible.

Tanto en ciencias como en ingeniería, debemos estar conscientes que los errores pueden ocurrir, y que el cometerlos pueden conllevar errores mortales. Es una habilidad que debemos desarrollar desde que estamos en la Escuela, con sus respectivos niveles de asimilación por supuesto.

En lo personal, estoy consciente que soy propenso a cometer errores, y debo estar abierto a la critica y revision de mis pares y supervisores.

No me gusta esa modalidad de «si hizo bien el procedimiento pero se equivoco solo al final, entonces puede pasar el examen» que muchos profesores, especialmente en Matemáticas, defienden hoy en dia.

Considero que eso es premiar la capacidad de memorizar del alumno, de seguir instrucciones, y castigar la capacidad de análisis, de autocrítica; y restarle la importancia vital que merece.

No soy un profesor muy «querido» por mis alumnos, cuando no los «premio» con la mayor nota por haber escrito bien todo el procedimiento, y sólo equivocarse al final. (En primer lugar, si lo hubiesen hecho correctamente, no cometerían ese error). Hoy en día hay apps a las que les muestras la ecuación, y te la resuelven al vuelo.

No es eso lo que importa, sino la capacidad de análisis y de las consecuencias que trae una conclusión equivocada y parcializada.

¿Es permitido equivocarse? Claro que si, dentro del periodo de instrucción. En el momento en que el alumno desarrolla sus habilidades, el ERROR es un excelente maestro. Es ahí en donde se puede desarrollar esa capacidad de análisis. Y porque no, de humildad (darnos cuenta que podemos meter la pata, nos baja del pedestal de la arrogancia).

Pero cuando llega el momento de la verdad, de aplicarlo en la vida real, ahí no hay margen para el error, ya que las vidas de muchos dependen de ello.

A mi no me impresionan las paredes llenas de cartones, certificados, y títulos. Detesto los CV’s cargados y pesados.

Celebro y admiro a aquellos que logran completar sus certificaciones y maestrias, Y QUE LUEGO los aplican en la vida real, y le sacan el verdadero provecho a ese nuevo conocimiento.

Detesto al que llena su muro de diplomas, por vanagloria. Por inflar su CV. Al que saca maestrias y postgrados solo porque si, pero que en la practica no tiene experiencia. Seamos honestos: ¿qué experiencia y capacidad tendrá un recién egresado de una carrera, y que se metió a sacar 1, 2 o 3 maestrías seguidas… mientras posee escasa experiencia, y carece de empatía?

Me interesa saber que tan bien aplicas tu conocimiento en la vida real, y lo que haces para compartirlo con los demás, basado en tus experiencias.

Cuentame tus historias, los desafíos que enfrentastes y como lograste superarlos. Y que aprendiste de la experiencia.

Es algo que mi padre, con su particular manera de ser, me inculcó. Algo que le agradezco grandemente. Por supuesto, no voy a tratar a mis alumnos con las expresiones verbales de antaño, pero tampoco esperen que los trate suave, al momento de las evaluaciones finales.

Y peores cosas se ven afuera…

Acerca de Julio Vannini

Astrónomo Aficionado y promotor de Software Libre para Astronomía en Nicaragua. Miembro de ANASA y Contacto Nacional para SEDA/LIADA, Astronomers Without Borders y Sidewalk Astronomers. Director del Capitulo Nicaragua del Charlie Bates Solar Astronomy Project (CBSAP)

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